Orfanato de las ideas es una nueva sección de La Cajita, dedicada a publicar ideas, proyectos, emprendimientos y diseños, descabellados o no, que se me ocurren de vez en cuando y que por lo general se quedan en un “podría ser”. A lo más que aspiro con esto es a entretener, sorprender, divertir y en el mejor de los casos, quizás incluso inspirar una idea, una acción o un proyecto nuevo.
Una de las menos estudiadas consecuencias del cine (y de la literatura) es la sensación de mediocridad que deja en el espectador inmediatamente después: la vida de uno siempre parece insulsa en comparación con las de los personajes de película. Ellos viven guay, aunque las estén pasando moradas. Ya pueden estar deprimidos por un amor imposible o perseguidos a tiros mientras conducen que tú, de una forma que jamás admitirías porque ni te has dado cuenta, casi los envidias.
No sé, tienen… algo. Admitámoslo. Un algo que, bien desplumado, podría llamarse casting, maquillaje, banda sonora, historias y escenas bien seleccionadas siguiendo un guión, fotografía, atrezzo y cosas así. Imaginemos por un momento que quitásemos la banda sonora, nos metiésemos en la película y les siguiéramos durante un día: nos daríamos cuenta de que sus vidas no son en realidad ni mejores ni peores que las nuestras. Ir en bici por un arcén no es lo mismo si vas bien encuadrado y la cámara te sigue en travelín, con unos acordes de aire surfero matizando la escena, que si vas solo y lo único que oyes son los coches zumbar a tu lado. Y tampoco es lo mismo ver la historia desde un sillón, que vivirla realmente, con los sudores que eso conlleva…
En fin, entendéis por dónde voy, ¿no? Bien. Ahora démosle la vuelta: si alguien grabara los buenos momentos de nuestras vidas con una buena calidad de imagen, planos bien elegidos y una banda sonora de quitar el hipo, apuesto cien a uno a que nosotros mismos alucinaríamos de ver lo bien que vivimos, de lo mucho que molamos y de la cantidad de buenas historias que nos suceden… o nos podrían suceder.
Pues a eso se dedica FilmizeMe.com: precisamente a peliculizar tu vida por encargo.
Alice Arfield, su fundadora, confesaba en una entrevista que “la idea se me ocurrió el día en que me descubrí viendo una comedia romántica y envidiando a una protagonista que en realidad llevaba una vida mucho menos interesante que yo”. Fue un shock. Tras investigar un poco el fenómeno, Arfield acabó concluyendo que “a veces la gente necesita verse proyectada en un formato estético para valorar lo que tiene y lo que es”. En su página hace un repaso histórico de este fenómeno, desde los retratos y esculturas realizados por encargo durante siglos hasta lo que ella misma ha acuñado como peliculización: más allá del mero reportaje familiar para el recuerdo, se trata de hacer al cliente actuar como él mismo. De representar conscientemente su propio papel para contar su propia vida a los demás… y a sí mismos.
FilmizeMe comenzó como una mera curiosidad, un servicio orientado al ocio y las relaciones, una forma de tener un souvenir personal, pero con el tiempo ha ido evolucionando hacia otros campos. Al poco tiempo de ofrecer el servicio, descubrió que cada vez más usuarios querían utilizarlo como una variante personal e innovadora de la típica tarjeta de presentación o incluso del curriculum vitae; tiempo después acabó vislumbrando un gran potencial psicológico que hoy explota en profundidad: actualmente FilmizeMe es también una forma de terapia. En su trabajo, ahora asesorado por especialistas en psicología, se ha comprobado que en casos de depresión o similar la puesta en valor y visualización exteriorizada de la propia vida ayuda a adoptar una actitud más optimista y proactiva. Hace a la gente reconciliarse con su vida y sacarle valor. “Y no sólo eso”, añade Arfield, “sino que muchas veces, “tocando” un poco el guión, podemos lograr que la gente se vea haciendo cosas que no se había atrevido siquiera a soñar”. Y siempre queda un documento que los clientes se sentirán orgullosos de mostrar.
FilmizeMe aborda cada nuevo encargo desde una visión holística: se dialoga con el cliente y según sus pretensiones se estudia su estilo de vida, sus relaciones personales, su forma de ser y su perfil psicológico para luego elaborar un guión e iniciar el proceso de rodaje en el que los propios clientes se acaban convirtiendo en protagonistas de —literalmente— la película de su vida. Película que, por otra parte, ofrecen en distintos formatos, desde una versión abreviada tipo cortometraje o un falso documental a un breve spot o trailer, a la medida de los objetivos y el bolsillo del cliente.
Los medios que emplean en el rodaje y la producción, dada la naturaleza modesta de los encargos, aprovechan la ligereza y la movilidad que proporcionan las últimas tecnologías: sistemas que permiten convertir cualquier calle o vivienda en un improvisado y casi instantáneo plató sin interferir gravemente en su utilización. Algo que por momentos roza el concepto de audiovisual ligero promovido por la Ciudad de la Sombra.
Actualmente y ante el éxito cosechado, FilmizeMe se está planteando una extensión del servicio a otros medios y formatos: ¿Cómo te verías en un cartel publicitario? ¿Cómo sería tu vida narrada en cómic? ¿Serías un personaje interesante en un relato o una novela? Para ello, se hallan en plena negociación con escritores, ilustradores, publicistas y otros profesionales relacionados.
En palabras de su creadora, que a estas alturas se considera igual de cercana a lo social que a lo cultural, “la gente necesita descubrir que su propia vida puede tener tanta belleza e interés como la mejor de las historias de ficción”.